Después de ver como Dios se ha movido en el puerto de Acapulco por medio de personas que hasta este momento son mis amigos, decidimos viajar en ese bello lugar para predicar una serie de conferencias.
Un grupo de americanos y mexicanos me acompañaron y no quisiera pasar por alto sus nombres: Craig Snyder, Steven Jones, Parker Jones, Johnnie Winn, Nick Lancya, Andrew y Adam Ross. Estos dos últimos, estuvieron en mi casa por unos días para conocernos más íntimamente y poder compartir con ellos más del mensaje de la gracia de Dios.
También viajaron conmigo mi esposa Gloria y mis dos hijos Gerardo Jonatán y Gloria Abigail que siempre están a mi lado para apoyarme. Desde Puebla viajaron mis amigos René y Ana de Brito con unos miembros de su iglesia. Tuvimos varios invitados, y la mesa estaba servida para ver la obra de Dios en este viaje.
Sin embargo, la historia no finaliza ahí. Gerardo Soberanis Coordinador Nacional para Caminando Bajo Su Gracia había anunciado el evento en esta ciudad durante 6 meses y había trabajado arduamente con el propósito de que pastores y líderes de la ciudad y de otras ciudades pudiesen asistir al evento; al parecer tendríamos una buena asistencia. Pero para nuestra sorpresa, nos enteramos que las personas que se suponían que iban a trabajar en el puerto de Acapulco ¡nunca lo hicieron! De hecho, el evento se llevo a cabo sin mucha publicidad.
Me sentí decepcionado, desesperado, triste, y me dije internamente; -¡cómo es posible que nos sucediera algo así! No quiero que mal interprete, no buscamos tener miles de personas en los eventos que llevamos a cabo, ni tampoco nos obsesionamos porque todo sea perfecto. Como todo ministerio, deseamos que cada vez que vamos a una ciudad por lo menos se trabaje en el evento y se pueda tener una coordinación de todo lo que se llevara a cabo.
Pero para no hacer la historia tan larga, me di cuenta que ese tiempo no iba a ser para las personas de esa ciudad ni para las personas que se suponía iban a viajar de diferentes ciudades al puerto de Acapulco. Pude ver con claridad que ese tiempo era exclusivamente para todos nosotros; los que habíamos viajado para predicar y participar en el evento. Fue bello ver cómo nos deleitamos y nos disfrutamos unos con otros. Tuvimos tiempo para charlar y conocernos de una manera mas intima.
Podríamos decir que lo que nosotros pensamos que iba a suceder, ¡No sucedió!
Pero sin duda alguna, -¡Sucedió lo que Dios quería que sucediera!
Y eso es maravilloso, porque nos da una pauta para ver que fuimos llamados a ver lo que Dios quiere que veamos y no lo que nosotros queremos ver en el reino de Dios.
Quiero finalizar agradeciendo a Dios por la vida de Osdy, y de su papá, el Pastor Baldomero Olea, y a los pastores Erasmo y Primitivo por todo el apoyo que nos brindaron para realizar este evento. Pero principalmente damos gracias a Dios que El siempre actúa en beneficio de todos los creyentes. El grupo que viajo conmigo tuvo un gran tiempo y todos nos deleitamos como niños a pesar de ver todo lo acontecido en este viaje.
Atentamente Director Ejecutivo Para América Latina
Gerardo Vázquez
